Amarillo
La oscura luna culmina en un largo sueño, apesadumbrada de dedicatorias banales. Encarna pues la estructura de un ave y despliega alas, lanza el vuelo, el aire conduce espasmos corporales ligeros, amedrentados y muy poco alineados, no creo que se tenga conciencia de tales movimientos. El aire se convierte en brisa, y la brisa en un instante. Apaciguando una y otra vez el rocío encarcelado por hadas mariposas y duendes gatos, se aproxima pues el grande dictador de sofocantes y encarcelados disgustos, sin embargo existe un pequeño instante en el que no se desprecia, se le ama, se le llora y se le ruega. Instante en el cual la oscura mencionada recae en un largo sueño de espera continua, y renace en esa ave que se posa en el cableado del parque, y canta, porque su dictador al fin se ha hecho visible; después de ser amado, llorado y rogado. El dictador ilumina. Entonces sucede, despiertas.
Comentarios
Publicar un comentario