Juicio.


Nunca he cuestionado a los dioses.


Al hablar de homosexuales y de tiempo
pareciera que algo me carcome los pies,
y mi madre nunca me ha cuestionado,
por ejemplo, el método para reconstruirme.

Ayer le dije a mi mujer que la amo,
y no sé si Dios se esconde detrás de nosotras.
Sí es así, entonces, es él quien grita cuando nos besamos,
es él quien me abraza frente la iglesia
y es él quien me aplasta como a la hoja muerta de los árboles.

Es quien cicatriza el agua de vino en mis senos
y manda la lluvia en las voces febriles de la gente
que me juzga.

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