Tres punto dos.

Las palabras vacías
que recorren tus mejillas,
no vuelven a mi tumba
cuando estoy dormida.

Se esfuman en el aire que respiro
                                   y huele a ti.
A pecado, a frutas y a éste invierno
que florece en primavera.

Es en tus ojos donde guardo
la combinación secreta de ésta caja fuerte
que almacena mis sueños y sentidos,
cuando se escapa el olvido.

Y es en las grietas de mis manos
cual seca madera de entrepaño,
que encarcela éstas palabras,
igual de rotas que vacías.

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