Para comenzar (sin final)
Si fueras un libro, te leería todas las noches.
Noches que me he pasado colgando de tu cintura.
Y ha sido tu cintura donde ha nacido la luna.
Ahora voy a escribir toda nuestra historia en los rincones de tus hojas...
...Desde el momento en que naciste es que todas las cosas existen.
Ahora te escribo a ti, en el papel de mi piel
que cobra vida con el sol.
Ese, mi sol; que sale de mis entrañas y me dibuja en tus ojos.
En éstas páginas que saben a tu nombre
y me endulzan los labios.
Eres mis noches,
te leo, y cada palabra
cobra sentido
en tus ojos,
en la tarde,
en el sol,
en la luna
y en tu piel.
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