LOS COLORES PROHIBIDOS: apuntes sobre un laboratorio de la verdad corporal
Por Michelle Arrébola El cuerpo es más rápido que el tránsito de una mancha de tinta. Tatsumi Hijikata Cuando me corto las uñas me siento otra persona. Hasta con otra edad, otro nombre y otra familia. Crecen y regreso a ser la misma persona de siempre, pero diferente. Y ni qué decir de cuando me las pinto. Hay uñas que duele cortar. Nos recuerda que existen los bordes y estos habitan casi todo lo que entendemos por c u e r p o. Te pica la pierna y se te acuerda que tienes pierna, o no. Por ejemplo, no sabía que existían múltiples instructivos sobre cómo respirar hasta que comencé a estudiar teatro. Ahora siempre respiro más cortito porque quiero que mis grandes bocanadas de aire sean para momentos especiales. ¿De qué se conforma lo especial? Me han dicho que mi dedo pequeño del pie es especial porque a duras penas logra ser eso: un dedo. Es curioso como Hume, Locke, Berkeley, Schopenhauer, Nietzsche, Freud y compañía, nombran la relación ontológica que tenemos con el cuerpo cuando...